Al linaje de los Riobóo pertenecen catedráticos, jueces, abogados de la realeza, sacerdotes, coroneles, caballeros de la Orden de San Juan, altos militares, etc, además existe una estrecha conexión con el Arzobispado de Compostela. La Casa de los Riobóo llegó a ser por lo tanto una de las grandes casas de la nobleza gallega que desde la época medieval ha tenido una fuerte influencia en la comarca. Una de las pocas familias que ha conservado su patrimonio de generación en generación manteniendo el apellido Riobóo gracias a la sucesión por la fórmula del mayorazgo. La historia de esta familia se remonta quinientos años en el tiempo, hasta nuestros días.

EL ‘AYO’, EL PRIMER RIOBÓO

Los Riobóo comienzan su andadura en O Allo como gran Casa nobiliaria en el 1456, cuando Berenguela Sánchez de Moscoso, de la familia Moscoso (casa de Altamira) contrae matrimonio con Gómes de Riobóo Vilardefrancos, el vasallo (‘ayo’) de los Moscoso. Gómes hacia el 1430 en San Martiño de Riobóo, hijo de la Casa de los Pardiñas Vilardefrancos, familia hidalga de la comarca de Bergantiños. Tras la desaparición de la fortaleza de O Allo, el matrimonio Riobóo se traslada a tierras más bajas y comienzan la construcción de lo que será el primer pazo gallego sobre la existente ‘casa antigua’ o ‘casa del Allo’.

ALONSO, EL CONSTRUCTOR DE LA TORRE NORTE

El heredero del matrimonio, Alonso Gómes de Riobóo y Vilardefrancos, nacido en 1460, será oficialmente el primer Señor del Allo. Bajo la dirección de este Riobóo, y de su hijo del mismo nombre, se terminarán las obras de la ‘casa del allo’ y se construirá la llamada Torre Norte, obras que finalizarán hacia el 1512.

Firma Alonso

 

GÓMES DE RIOBÓO, ‘EL VIEJO’

Hijo del segundo Alonso Gómes de Riobóo y Vilardefrancos, casado con Inés Mosqueira, nace, en los años veinte del S.XVI, Gómes de Riobóo Vilardefrancos ‘el Viexo’. Este Riobóo fue el impulsor de la construcción de la Iglesia de San Pedro do Allo que sustituiría a la capilla parroquial de Santa María de Lamas, en tierras de Soneira; aunque él no llegaría a ver finalizada la obra ya que falleció en 1578, antes de su finalización. Gómes ‘el Viejo’ fue el que instauró el mayorazgo del Allo en la familia de los Riobóo. También llamado «vínculo», se trata de una institución orientada a mantener los bienes de la familia unidos para poder heredarlos. Es de este modo cómo las Torres do Allo consiguen pasar de Riobóo en Riobóo sin resultar divididas, ni parceladas entre los distintos/as descendientes. El patrimonio familiar pasaba a manos del hijo mayor una vez muerto el padre, de tal manera que las propiedades de un linaje sólo podían aumentar.

GÓMES DE RIOBÓO, ‘EL MOZO’

Este Riobóo, hijo del anterior, sería el primer sucesor del mayorazgo del Allo. Gómes de Riobóo y Vilardefrancos ‘el Moço’ casado con Leonor Varela de Dubra, de la Casa de Arixón, nació sobre el 1540 y fue víctima de la peste, tan abundante en la Europa de aquel siglo. ‘El Mozo’ fue al parecer uno de los Riobóo más beligerantes, ya que participó en guerras y batallas defendiendo la corona contra los Moriscos de Granada. También figura en los archivos particulares de la familia un pleito con su cuñado, procurador en la Audiencia del conde de Altamira, por atacar a unos criados «lanza en mano». A causa de este suceso Gómes de Riobóo fue preso en la cárcel mayor del condado de Altamira, probablemente en el castillo de Vimianzo . Gómes de Riobóo ‘el Mozo’ participó también en la defensa de A Coruña que estaba siendo atacada en 1589 por el inglés Francis Drake. A él debemos la finalización de las obras de San Pedro de Allo, en dónde es enterrado en el 1600.

ANTONIO e HIJOS, CONSTRUCTORES DE LA TORRE SUR

En el 1644 la fortuna del linaje de los Riobóo Vilardefrancos da un giro en positivo. Antonio Gómes de Riobóo Vilardefrancos se casa ese año con María das Seixas e Losada, heredera de la rica Casa de Cabanas.El linaje de los Seixas poseía tierras que iban desde la ría de Betanzos hasta el Condado de Villalba. Además, el hermano de María era Francisco das Seixas e Losada, primer obispo de Salamanca, después nombrado por Carlos II como arzobispo de Compostela. Con este enlace los Riobóo dan un salto cualitativo en sus títulos y cuantitativo en cuanto a su riqueza. Antonio de Riobóo comienza gracias a este estatus las obras de reforma de la Torre Viexa y la ampliación de la casa para formar el cuerpo central que hoy conocemos. Pero las pretensiones de Antonio no terminan ahí. Inicia también la construcción de se morada urbana en Santiago de Compostela que hoy podemos encontrar en el número 6 del Cantón do Toural.

Francisco Das Seixas e Losada. 1681.

 

Casa do Toural, Santiago de Compostela

 

Firma de Antonio

 

Firma de Gomes

 

Su hijo Gómes de Riobóo y Seixas, continuaría las obras de remodelación de su padre y acometería la construcción de la Torre Nueba a imagen de la otra torre, formando el conjunto arquitectónico sublime que hoy conocemos. Durante la longeva vida de este Riobóo que moriría en el 1732, en el Allo se edificaron también muchas construcciones anexas que hoy se conservan; como los hórreos, alpendres, molinos, las casas del Curro, el palomar, el jardín barroco, y la fuente de San Ramón. Esta importante ampliación da buena cuenta del músculo financiero que llegaron a tener los Riobóo después de su alianza con los Seixas de Cabanas.

Poema de la Barca

 

Fue hermano de este Gómes el importante escritor y biógrafo Antonio de Riobóo Seixas Vilardefrancos. Antonio ‘el historiador’ llegó a ser miembro de honor de la Real Academia da Historia, a la que entraría en el 1748. También es conocido por ser el autor del poema sagrado sobre el Santuario de la Virgen de la Barca llamado «La Barca más prodigiosa». Por descontado, es autor también de gran parte de los escritos conservados referidos a la Casa de los Riobóo.

NICOLÁS DE RIOBÓO, el ilustrado

En 1775, las Torres do Allo son heredadas por Nicolás María Riobóo, Becerra, Varela y Seixas, todavía menor de edad. Marino de profesión, nombrado Caballero de la Real Maestranza de Ronda, fue uno de los Riobóo más inquietos culturalmente. Influenciado por los movimientos de renovación intelectual de la ilustración francesa, participó como socio fundador de la Sociedad Económica de Amigos del País del Reino de Galicia en el 1784 en Santiago de Compostela. Una institución filantrópica que puso en marcha Escuelas de Artes y Oficio, de Letras, Academias de Dibujo, de Modelado, Escuelas de Francés, de Comercio, de Administración, el Conservatorio de Música, y hasta una Cátedra de Agricultura.

Documento de la Sociedad

 

FRANCISCA DE RIOBÓO

En el 1868, el mayorazgo sucesorio de línea masculina se rompe al testamentar Francisco de Riobóo en su única hija Francisca. Es por tanto la primera mujer en heredar el coto del Allo. Aunque casa en primeras nupcias con su primo Nicolás, de la Orden de San Juan, hijo del Marqués de San Isidro, para mantener el linaje Riobóo; este muere en el 1869 sin descendencia. Francisca de Riobóo Álvarez se esposa entonces con el célebre naturalista Víctor López-Seoane (ver sección Cartas a Darwin), y el Pazo do Allo cobra una nueva e inesperada vida con numerosas plantaciones de árboles y ajardinamientos.

RIOBÓO CONTEMPORÁNEOS

Tras la muerte de Francisca de Riobóo, ya en el siglo XX, se rompe la tradición de la primogenitura que establecía que todas las propiedades recayesen en el mayor de los descendientes para mantener el patrimonio familiar unido. Así pues, en el 1920 las tierras del Allo son repartidas entre sus descendientes Francisco, Sara y Luís López-Riobóo, junto con posesiones en Cabana y Bidueiro que suponían fincas y mayorazgos que se diseminaban por 48 ayuntamientos. Por aquel tiempo, el Allo contaba con unos 230 habitantes y una escuela nacional de niños/as, donde curiosamente fue maestra la madre del gran poeta Manuel Antonio. Al hijo de Francisco; Luís Pardo López-Riobóo, prestigioso abogado en activo, e a su primo Rafael, les debemos la conservación del importante documento histórico del Arquivo Familiar de los Riobóo.