A la Fuente de San Ramón la encontramos escondida en el soto del Allo. Un manantial de agua fresca labrado en granito con dos caños presididos por la figura del santo. La fuente, de estilo barroco, fue ordenada construir por Gómes de Riobóo Seixas y Vilardefrancos al mismo tiempo que levantaba la Torre Nueba, en el siglo XVII. El enclave está pensado para el reposo y el lento disfrute de los sonidos del agua y el bosque. Así lo confirman las dos amplias bancadas que se sitúan a ambos lados del acceso a la fuente. Un lugar idílico en el que hacer un alto en nuestra visita a las Torres do Allo.